SEDE CANÓNICA:
Basílica
de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli
Plaza de Jesús, n°- 2
El
templo de Jesús de Medinaceli, grande y luminoso, es el espacio
religioso más frecuentado por los madrileños;
cuántos de éstos verán en la iglesia prácticamente su propia casa,
debido a sus visitas constantes para admirar y orar al Señor de Madrid.
Varios
fueron a los largo de los tiempos los templos madrileños que tuvieron el
orgullo de cobijar al Nazareno entre sus muros, hasta la construcción
del templo actual.
Tras
su llegada triunfal a Madrid, de la mano de los Padres Trinitarios,
Jesús Nazareno encontró cobijo en el templo de éstos, donde más tarde,
bajo el patronato de la Casa Ducal de Medinaceli, tuvo su primera
capilla, levantada en su honor.
La
invasión francesa obligó a trasladar a la Sagrada Imagen al antiguo
convento de los Padres Basilios, en la Calle Desengaño, donde en 1810
pasaría la parroquia de San Martín, actual templo Eucarístico de la
diócesis.
El
templo de San Sebastián albergará al Nazareno, tras la Desamortización,
durante una década.
En
1845, a petición del Duque de Medinaceli y de las religiosas
Concepcionistas del Caballero de Gracia, que habitan ahora el antiguo
convento de los Trinitarios, solicitan al Ministro de Justicia sea
devuelta la Imagen a su emplazamiento primitivo. A ello se opone el
párroco de San Sebastián y la Real Esclavitud, teniendo que intervenir
en el conflicto la Reina Regenta, doña María Cristina, que favorece a
los primeros.
Nuevamente
en su capilla y desde 1895 otra vez con los Padres Capuchinos, recibe el
calor de los madrileños, en este lugar sagrado, destruido en 1922 para
construir un templo mayor y más digno de la grandeza del Divino
Nazareno de la Villa y Corte.
Los
trabajos fueron dirigidos por el arquitecto don Jesús Carrasco-Muñoz
Encina, con una superficie total de 1748,39 metros cuadrados, que fueron
terminados en 1930, siendo consagrado el 21 de noviembre del mismo, por
el Obispo de Madrid-Alcalá, don Leopoldo Eijo y Garay, bajo la presencia
en representación de S. M. don Alfonso XIII, del Infante don Jaime de
Borbón.
Un
día después tuvo lugar la Misa Pontifical, oficiada por el Obispo de
León, Monseñor José Álvarez y el día 23 lo hizo, igualmente, el Nuncio
de Su Santidad, don Federico Teeschini.
El
templo presenta fachada barroca muy moderada en sus adornos. En su parte
inferior, encontramos tres puertas de acceso, siendo la central de
mayores dimensiones. En la parte superior de la fachada, encontramos un
grandioso frontón triangular rematado por una cruz. En el centro, una
ventana, de 7 metros de alto por 5 de ancho, presenta una artística
vidriera, regalo de los Señores Hermoso y fabricado por la Casa
Maumejeán de Madrid. Ésta representa al hermoso Nazareno en el centro,
rodeado de escenas históricas que le tienen como protagonista.
El
interior de la iglesia presenta una cruz latina, con tres naves
separadas entre sí por pilastros de escaso grosor y estilo barroco, con
grandes ventanales en su parte superior con ancha cornisa y bandas
transversales en las paredes.
En
la parte alta, un grandioso arco de medio punto da acceso al artístico y
sobrio camarín donde se venera a N. P Jesús de Medinaceli. Para llegar a
Él, se sube por dos escalinatas colocadas a ambos lados del presbiterio.
En el centro sujetado por cuatro grandes columnas de estilo corintio se
sitúa el templete de forma grecoromana, dentro del cual se venera a la
Sagrada Imagen del Nazareno.
En
1966, el camarín adquiere mayor vistosidad con la perspectiva que le da
el mosaico artístico, obra de Santiago Padrón, autor del mosaico de la
cúpula del Valle de los Caídos. Dispuesto en forma de tríptico, en el
centro presenta temas de la Pasión, dejando los lados para temas
relacionados con la devoción al Cristo de Medinaceli.
Al
año siguiente, Padrón cubre el Altar Mayor con diversos motivos, en el
centro el Cordero Pascual, nos recuerda la presencia viva de Cristo en
el Sagrario y, a cada lado, sendos ángeles en actitud de adoración.
Rodeando el conjunto, en la parte superior, San Francisco y Santa Clara,
fundadores franciscanos, y en la inferior, San Lorenzo de Brindis y la
Santa Capuchina Verónica de Juliani. Todo el conjunto resulta de gran
belleza y originalidad.
Destaca
por su elegancia y sobriedad la Capilla Panteón de los Duques de
Medinaceli, construida en 1953 por deseo propio. A cada lado, sendos
sarcófagos de mármol donde descansan, el Excmo. Duque don Luis
Jesús Fernández de Córdoba y su segunda esposa la Excma. Señora María
Concepción Rey de Pablo-Blanco. El Panteón
fue proyectado por don Luis Gutiérrez Soto, con frescos de Enrique
Segura.
El
día 30 de mayo de 1963 quedó inaugurada la cripta, con planos y
dirección del arquitecto don Francisco Pérez Arbués. El 23 de enero de
1966 queda declarada oficialmente como parroquia, para un mejor servicio
del templo y de la diócesis.
Nuevamente
en el templo de Jesús Nazareno destacamos la bella capilla de la
Inmaculada, inaugurada el 30 de noviembre de 1935, situada en la parte
izquierda del crucero. El retablo es de madera policromada de Tomás
Parés Pérez, en el centro la Titular, de gran belleza, cabeza, manos y
pies de madera, el resto de tela encartonada, de autor desconocido,
procedente del desaparecido convento de San Antonio de Prado, fue
trasladada aquí, en 1890, al ser derribado dicho convento. Desde 1947,
se expone en dos repisas del mismo retablo, dos tablas que representan a
los arcángeles San Miguel y San Rafael.
Entre
otras obras que decoran el famoso templo, por su valor artístico
destacan: San Antonio, de Mariano Benlliure tallada en 1940 y Nuestra
Señora de la Divina Providencia tallada en 1846 por el escultor don
Mariano Bellver.
El
1 de septiembre de 1973, S. S. Pablo VI eleva este templo a la dignidad
de Basílica Menor por Decreto Pontificio.
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